Para mi hablar de Garbage es hablar de una de mis bandas favoritas de la vida. Me acuerdo que mi hermana tenía el CD homónimo, esa hermosa portada rosada y cuya contraparte se veía a cuatro personas posando en una calle, nada extraordinario pero en cuyo interior se encontraban doce canciones que aún hoy escucho como himnos de una época a la cual todavía era muy joven como para entender su real magnitud pero que con el tiempo sentí más propia que mi actual siendo los liderados por la escocesa Shirley Manson uno de mis fetiches sonoros, unos que si bien de vez en cuando les perdía el paso gracias a unos disco algo irregulares mientras existieran podía estar tranquilo. Por eso este concierto tenía un extraño significado especial, no era mi primera vez pero si iba a ser una que podría verlos con su formación clásica y solo por ello ya era una cita imperdible.
A eso de las 20:00 horas se sube al escenario Saiko, banda que se encuentra celebrando 25 años de trayectoria y con un show de aproximadamente cuarenta minutos donde intercalaron clásicos de su discografía como «Cuando miro en tus ojos» y «Limito con el Sol» entre otros con un cover de «Estrechez de Corazón» de Los Prisioneros, logrando ser una perfecta previa para el público que comenzaba a llenar el Movistar Arena a pesar de unos problemas de sonidos que vivió su vocalista Denisse Malebrán durante algunos pasajes. De todas formas se logró por instantes vivir un karaoke que al final la gente terminó agradeciendo.

Siendo las 21:15 horas las luces se apagaron y de golpe subían al escenario los integrantes de Garbage siendo la icónica Shirley Manson la última, una ovación se apoderaba del recinto y la banda abría los fuegos con «Queer», un golpe directo al corazón noventero y al recuerdo de un videoclip soberbio. De ahí en más intercalaron temas de distintas épocas incluyendo una sentida dedicatoria a nuestro país (‘The Men Who Rule the World’), un extracto del ‘Personal Jesus’ de Depeche Mode y una partida en falso en ‘Blood for Poppies’, a esa altura ya con un público devoto que seguía cada palabra y movimientos de su front-woman mientras de fondo Butch Vig, Steve Marker, Duke Erikson y su nueva bajista Nicole Fiorentino entregaban una base sólida que incluso con pequeños ripios siempre estuvo a la altura.
El concierto avanzaba y era momento de los hits, una seguidilla en la cual el protagonismo fue tomado por sus primeros discos con himnos como ‘Vow’, ‘Stupid Girl’, ‘Only Happy When It Rains’ y ‘Push It’, además de otra potente dedicatoria de su vocalista en apoyo a la comunidad LGTB+ en ‘Cherry Lips (Go Baby Go!)’ convirtiendo al lugar en una fiesta liberadora llena de respeto (bueno, en mi caso justo me tocó que dos chicas a mi lado se pusieran a pelear no sé por qué motivo pero que por suerte quedó en nada y que obviamente Garbage no tuvo culpa) que volvía a confirmar que la música puede ser el mejor escape ante distintas situaciones que puedan afectar, y más si es con un grupo que se lo sigue viendo comprometido en todo ámbito.
‘No Horses’ y ‘When I Grow Up’ cerraban una jornada de casi dos horas en las que no hubo puntos flojos y que sin dudas se recordará como el mejor show de la banda en nuestro país y uno de los mejores de este 2025.
