Escrito por Roberto Silva y Javier Puelpan
El pasado viernes 07 de noviembre comenzaba una nueva edición del festival Fauna Primavera, evento que con el correr de los años ya se ha consagrado como uno de los festivales más importantes dentro de la escena alternativa y que en esta ocasión mostraba un lineup apto para todos los gustos y edades, y si bien hubo algunas cosas por corregir (la zona de compras de bebestibles alcoholicos por muchos pasajes fue un caos) en general la experiencia terminó siendo más que positiva en las dos jornadas donde la buena música también dio espacio a la reflexión político/social actual y acá te dejamos nuestras impresiones sobre los shows que se llevaron a cabo bajo un fuerte sol en el Parque Ciudad Empresarial.
DÍA 1
Fother Muckers
Abrir un festival es una tarea que nadie quiere echarse al hombro, pero ahí estuvieron Cristóbal Briceño y sus compañeros de banda, pasadas las tres de la tarde del día viernes, inaugurando Fauna Primavera con una lluvia de hits ejecutados con la potencia y carisma que los caracteriza. A pesar de que a esa hora se reportaban filas largas y problemas para ingresar al recinto, Fother Muckers logró reunir a un buen número de espectadores, para así dar el puntapié inicial del evento. “Explorador”, “Los Ases Falsos” y por supuesto, “Fuerza y Fortuna”, fueron algunos puntos altos de su presentación, que incluyó una guitarra acústica invitada en la alineación principal, y una aplaudida versión de “Otra Era”, con la mismísima Javiera Mena subiéndose al escenario.

Yo La Tengo
El día continuaba con la presentación del trío norteamericano Yo La Tengo, una banda de basta trayectoria cuyo nombre se asomaba como uno de los imperdibles del evento algo que el público asistente entendió y que a pesar del calor por momentos insoportable logró enganchar con una propuesta rock directa llena de matices los cuales se iban reflejando en canciones como «Stockholm Syndrome», «Double Dare» y «Autumn Sweater». Un concierto que rayo la perfección pero cuyo final con el cover «Nuclear War» se sintió más como un chiste no entendido dentro de un setlist atrapante.

El Mató a Un Policía Motorizado
Ya es costumbre ver a la banda argentina en festivales y escenarios en Chile, y una buena costumbre por lo demás (que ojalá se siga repitiendo). Indie rock latinoamericano por excelencia, con la característica voz de Santiago Motorizado alzando versos poéticos, melancólicos y repetitivos frente a una abultada audiencia ya a esa hora del día, cuando el sol seguía pegando fuerte. Recorriendo buena parte de su discografía, pero con énfasis en el exitoso “La síntesis O’konor” y su última producción de estudio, “Super Terror”, la agrupación conectó con el público chileno a base de buenas guitarras, sintetizadores y canciones que sin duda crecen en tamaño y se amplifican en su interpretación en vivo.

Mogwai
Los escoceses desde el primer acorde adentraron al público en un trance guiado por guitarras que por momentos llegaban a ser ensordecedoras pero que a pesar de ello logran momentos melódicos y melancólicos medidos con peaks instrumentales como «Mogwai Fear Satan» o «Ritchie Sacramento» interpretados con una seriedad brevemente interrumpida por algunas palabras de Stuart Braithwaite. En general un recital que sirvió para bajar un poco las energías mientras comenzaba a bajar el sol en la Ciudad Empresarial.

James
Quizás uno de los shows más divisivos del festival. Y es que el concierto de los ingleses si bien demostró su bagaje con una interpretación impecable apoyada por el carisma de su frontman Tim Booth parecía que nunca terminaba de agarrar vuelo estancándose en largos pasajes más introspectivos que para los ajenos a la banda se sintieron aburridos, y si además le sumamos la no interpretación de hits como «Say Something», «She’s A Star» o «Getting Away With It…» dio como resultado una sensación algo insatisfactoria. De todas formas el público en su gran mayoría se quedaron observando a la agrupación (en parte también también porque luego Weezer cerraría la jornada en ese escenario) y obtuvo un «premio» cuando la banda cerraba su presentación con «Laid».

Stereolab
La noche caía sobre el Parque Ciudad Empresarial en un timing perfecto para presenciar el esperado regreso de Stereolab a Chile. Silencio y contemplación por lo que la banda ejecutaba con destreza sobre el escenario, fueron evolucionando a baile y entusiasmo, gracias a la calidez y cercanía con la que la cantante y multi-instrumentista Laetitia Sadier se comunicaba con el público. El show de Stereolab logró clasificarse como uno de los momentos más emotivos de la primera jornada de Fauna Primavera 2025, confirmando que hay mucha audiencia hambrienta de espectáculos que pueden salirse de lo obvio y convencional. La música y las canciones mandan; todo lo demás es secundario.

Weezer
Rivers Cuomo y compañía deben tener quizás una de las discografías más irregulares de la historia, pero por cada traspié tienen la misma cantidad de momentos geniales todos dentro de un esquema sonoro relativamente básico con instancias casi paródicas y melodías de gran enganche con sello distintivo, y es quizás por ello que la banda sigue siendo un nombre atractivo para festivales, algo con lo que juegan con un setlist que si bien toma como base su primer disco dio espacio a distintas épocas de la banda como su lado más «oscuro» con varias canciones del álbum «Pinkerton» (algo que agradecí demasiado, en especial con la interpretación del lado B «I Just Threw Out The Love Of My Dreams») como también de su renacer comercial («Hash Pipe» y «Island in the Sun») a los que sumaron otros hits como «Pork and Beans» y «Beverly Hills». Quizás el momento más bajo fue el cover a «Enter Sandman» de Metallica el cual si bien sonó de forma más que correcta se sintió innecesario, por último si querían meter un cover hubieran tomado uno de su trabajo homónimo conocido como «Teal Album». Igual fue un show que logró complacer a los fans de distintas edades y cuyo cierre con «Buddy Holly» le ponía el justo broche de oro a un primer día potente que apostó más a las cartas seguras que a un lineup con sorpresas.

DÍA 2
Niebla Niebla
El proyecto alternativo de Princesa Alba fue el encargado de abrir el día sábado. No mentiremos, por problemas de logística no alcanzamos a llegar a presenciarlo, una lástima tomando en cuenta que incluso compartió escenario con Mariana Montenegro para interpretar un tema de Denver. En fin, una nueva enseñanza para aprender y nuestras disculpas correspondientes.
Candelabro
La banda nacional parece no detener su crecimiento desde la publicación de su segundo trabajo «Deseo, Carne y Voluntad», algo que se hizo notar con la gran cantidad de público que reunieron a temprana hora el cual de comienzo a fin coreo las nueve canciones que conformaron su setlist lleno de art rock, potente y a la vez capaz de generar momentos de hermosa experimentación llegando a su punto más alto en «Pecado», una lírica potente capaz de reflejar un malestar más allá de cualquier edad. Sin duda un show que ganó adeptos.

Bratty
Soy honesto, antes de esta presentación no había tenido acercamiento con la música de la artista mexicana, y si bien se sintió como un bajón luego del show de Candelabro, finalmente terminó siendo un espacio necesario en el cual la joven con una formación muy minimalista (ella con su guitarra, un baterista y bases de complemento) logró cautivar a un pequeño fiel grupo de fans y cumplir con los pocos que decidimos darle una oportunidad gracias a un sonido pop/rock de tintes alternativos y letras honestas sin muchas vueltas. El horario quizás también atento un poco a que un mayor público ya que muchos aprovecharon de ir a almorzar como también ocultarse del calor. En fin, una artista que hay que tener en mayor consideración.

Otoboke Beaver
Lo bueno de los festivales es que siempre (o en la gran mayoría de los casos) siempre hay un artista o una banda de las no cabezas de cartel que, de cierta forma se consagra comenzando una relación que de seguro irá in crescendo con el correr de los años y sin duda las japonesas de Otoboke Beaver fueron las grandes «ganadoras» del evento. Un show lleno de actitud punk que dio pocos espacios para el relajo donde cada una de las integrantes tenía una personalidad propia y cautivadora siendo la honestidad brutal de la vocalista Accorinrin como también la cercana simpatía de la guitarrista Yoyoyoshie las más atrapantes. En lo musical se despacharon con un brutal setlist de 18 canciones (muchas de ellas de duración acotada) como «Don’t Light My Fire», «Bad Luck», «Don’t Call Me Mojo» o «PARDON» las cuales no era necesario corear o incluso entender para poder disfrutar, una sensación que solo la buena música puede lograr.

Javiera Mena
Las cuatro de la tarde marcaba el reloj, y bajo un sol que no perdonaba, Javiera Mena se subió al escenario del Fauna para disparar “Hasta La Verdad”, un clásico de su disco “Mena” que puso de inmediato a bailar a todo el público presente. Luego de una enérgica interpretación de “Sincronía, Pegaso”. pasamos a un bloque más melancólico con “Mar de Coral” y una bellísima versión de “Cámara Lenta”. El dance y el house se apoderaron del escenario Levi’s con “Culpa” y “Diva”, uno de los puntos más alto del espectáculo con una Javiera volviendo a confirmar por qué es una de las artistas nacionales más exitosas a la hora de fusionar el pop con la electrónica. Tal como ella lo dijo, su participación en el festival fue inesperada (recordemos que entró como un reemplazo luego de la bajada de uno de los nombres ya anunciados), pero muy necesaria. Porque nunca debe faltar una buena dosis de baile.

The Whitest Boy Alive
Otro nombre que también se suele repetir en escenarios locales es el de Erlend Øye, quien como buen camaleón va cambiando de forma y proyectos, para expresar toda esa musicalidad que le acompaña desde hace ya buen tiempo. Su último show antes de cumplir 50, como anunció él sobre el escenario de Fauna se dio con su banda The Whitest Boy Alive. Riffs de guitarra y sintetizadores cargados de groove junto a líneas de bajo y percusiones que se hacían inevitables de seguir, fueron la tónica de un show que aglomeró gran parte del público presente en la última jornada del Fauna. Su setlist solo fue creciendo, pasando por obligadas como “Burning” y “Fireworks”, pero enfocándose principalmente en hacer pasar un buen rato a quienes escuchaban y bailaban con ellos. Erlend es un maestro de ceremonias que sabe darle a la gente lo que quiere, extendiendo la parte bailable de “Island” para cumplir con el tiempo máximo de su presentación (muy gracioso el momento donde anunció que quedaban 2 minutos de show, invitando a todos a bailar y saltar) para así dejar a todos en éxtasis y con ganas de más.

Tash Sultana
El sol y el calor comenzaban a despedirse de la jornada sabatina cuando la australiana Tash Sultana se subió al escenario Levi’s abriendo su show con el cover al clásico «I Shot the Sheriff» para luego meternos de lleno en su universo sonoro lleno de reggae, R&B y rock la cual conectó rápidamente con el respetable que deambulaba entre un escenario y otro para conseguir las mejores ubicaciones entre una humareda que se hacía notar. Una más que correcta presentación que a medida que avanzaba iba escalando logrando en «Jungle» su punto más alto.
Aurora
La noruega ya es de la casa, algo que sumado a una simpática ternura (primera vez que la veo en directo y es imposible no sentir simpatía hacia ella) además de una voz cautivante apoyada de una banda sólida la convertían en una carta segura del festival y ella cumplió con creces gracias a un show potente con visuales que servían para ahondar en las distintas sensaciones que generan sus canciones pop llenas de diversos matices tanto oníricos como teatrales reflejados en canciones como «The River», «Heathens», «Queendom» o «Cure for Me». También hubo tiempo para la actualidad con discursos de apoyos a la comunidad LGTB+ y al pueblo palestino que no se sintieron forzados dándole otro plus a una performance que en ningún momento decayó.

Bloc Party
Uno de los momentos más emocionantes del Fauna de este año fue el debut en nuestro país de Bloc Party, banda británica emblema del indie rock, especialmente por su primer álbum “Silent Alarm”, el cual precisamente los trajo a Chile con motivo de la celebración de los 20 años de aquel icónico disco. Sin duda, Bloc Party era una deuda histórica para un país que ha abrazado el indie rock y la música británica con mucha pasión y euforia desde siempre. Hoy podemos confirmar que esa deuda quedó saldada de gran forma con un espectáculo impecable de inicio a fin que hizo brincar a todos los presentes, a punta de energía desbordante, la voz incomparable de Kele Okereke y un catálogo de canciones que encendieron el escenario hasta más no poder. Un clímax de ritmo e intensidad que ya queremos repetir.

Massive Attack
Sin duda, el regreso de Massive Attack a Chile era uno de los más esperados, dando a Fauna Primavera un headliner perfecto que seguramente atrajo a mucha audiencia distanciada de los festivales, ya sea por edad, por el bolsillo o por poca afinidad con los carteles de bandas. Porque además del indie rock, Chile también tiene una conexión muy fuerte con el trip-hop y ese movimiento musical de los 90’s más ligado a la electrónica ambiental y downtempo, y por supuesto muy nutrido también por el hip-hop, dub, entre otros géneros. Por todo esto, el show de Massive Attack se dio como un punto de reencuentro entre públicos variados que buscaban encontrarse con un show de calidad, y eso fue precisamente lo que nos entregaron los músicos de Bristol. Con una potente y política carga de elementos visuales desfilando en las pantallas grandes, el grupo recorrió su discografía centrándose en el recordado “Mezzanine”, pasando por clásicos como “Inertia Creeps” y “Angel”, y cerrando la velada con “Teardrop” junto a la voz inconfundible de Elizabeth Fraser de Cocteau Twins. Grandes invitados e interpretaciones fueron los ingredientes de este nuevo concierto de Massive Attack en Chile, pero eso en cuanto a la música, porque no podemos omitir ni de lejos las visuales y mensajes proyectados en pantalla que incluso tomaron mayor importancia durante el espectáculo, como si la banda británica fuese solo el acompañamiento de un discurso que absurdamente se mantiene vigente y urgente. Nunca antes el cierre de un festival se sintió tan satisfactorio, reflexivo, nostálgico y cargado de tensión emocional y existencial. Todo de una vez.
