Danto nos lleva por «Las Calles de París»

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A veces, la música nace en los lugares más inesperados. Entre el calor de la cocina de un restaurante en los Pirineos franceses y las pausas entre servicio y servicio, dos desconocidos encontraron en la música un idioma común. Así comenzó la historia de Las Calles de París, el nuevo sencillo de Danto, producido por Felipe Zepeda, una canción que nos sumerge en la nostalgia de un amor que ya pasó, pero que sigue vivo en los recuerdos.

Danto y Felipe se conocieron trabajando en el restaurante Bodega Txoko en Esquieze-Sere, un pequeño pueblo francés donde eran los únicos hispanohablantes del equipo. Felipe, novato en la cocina, aprendía de Nico, un pizzaiolo experimentado que siempre tenía una guitarra a mano. Entre ollas hirviendo y platos que iban y venían, las noches terminaban con sesiones de música improvisadas, tocando versiones acústicas de sus propias canciones y de artistas como Leo Rizzi. Fue así como, casi sin darse cuenta, la música empezó a ocupar más espacio en sus vidas.

«Recuerdo la primera sesión de grabación como si fuera ayer», cuenta Felipe. «Terminamos el turno, Nico trajo una pizza y un Lambrusco, y entre risas y acordes avanzamos más de lo que imaginamos. Fue una locura, porque grabamos en mi habitación, que además era la cocina del departamento. No teníamos un estudio real, ni acústica tratada, y a veces nuestros compañeros entraban en plena grabación a ver qué ocurría».

En medio de este caos espontáneo nació Las Calles de Paris, una canción que mezcla la calidez del pop, el ritmo del R&B y una producción alternativa que recuerda a la sensibilidad de Leo Rizzi, la calidez de Camilo y la pasión narrativa de Morat. La letra nos transporta a esos momentos donde el amor lo llenaba todo, donde caminar de la mano por París era suficiente, y ahora, desde la distancia y la soledad, esos recuerdos regresan con una intensidad abrumadora.

«Las Calles de París» ya está disponible en todas las plataformas digitales. Una canción que no solo habla de un amor pasado, sino de los encuentros fortuitos y mágicos que nos cambian la vida.