Tras su EP Fuego, la artista chilena presenta una faceta más experimental e íntima, donde el glitch pop se convierte en la atmósfera que sostiene su nuevo proyecto.
GIYIL, nombre artístico de Karina Ruiz, presenta Nota, una composición donde se mezclan sintetizadores, guitarras y loops, elementos que forman parte del sello híbrido que ha desarrollado desde su llegada a la capital y en el que lo digital adquiere un rol protagónico.
Desde la contradicción y la intimidad: una oportunidad
Creada a partir de una melodía grabada en notas de voz, la canción retrata las contradicciones que surgen al insistir en un vínculo que ya no se sostiene. El single explora tensiones entre fragilidad, autoengaño emocional y el deseo de reconstrucción que aparece al negarse a soltar una relación.
“Nota nace del momento en que entendí que también podemos perdernos en lo que amamos. Es una canción que me permitió mirarme con honestidad y abrir una nueva etapa creativa, en la que busco reconectar con mi música y mutar hacia lo que me haga sentido al transmitir mis letras desde una vereda más sincera”, comenta GIYIL.

Esta pieza melancólica y experimental amplía los márgenes de la artista dentro del pop alternativo, a través de un enfoque vocal etéreo y arreglos minimalistas que invitan a seguir explorando. “Siento que esta canción es la puerta hacia el mundo que quiero construir en mi próximo disco”, agrega la penquista sobre el álbum.
El single entrelaza sonidos del R&B y pop con una mezcla de texturas digitales, que le aportan dinamismo. Lo anterior acompañado con una estética glitch en la portada, donde predominan tonos azules que remiten a la era electrónica, relacionada a un «quiebre emocional»
Expansión en la escena independiente
La artista ha mantenido un crecimiento en sus plataformas digitales (@giyilmusica) y ha desarrollado presentaciones en vivo dentro de la escena independiente, destacando su presentación en el Festival REC 2024.
Con este estreno, Nota no solo representa una nueva canción, sino que abre una etapa más introspectiva y arriesgada de GIYIL, en la que combinó piezas conceptuales con una estética moderna, pero a la vez vintage, que amplían el imaginario de este nuevo ciclo.